martes, 15 de noviembre de 2022

Dos policías de Madrid pastan en nuestra comarca

Se llaman Jirel (el caballo), y Reina (la yegua), y fueron policías nacionales del CNP de España. Sí, sí, sí... hablamos de policías de cuatro patas, y no de dibujos animados (como en la Patrulla canina) sino de verdad. Y es que al cuerpo nacional de policía pertenecen perros, que son agentes y están empleados en muchas unidades –detección de drogas, explosivos, búsqueda y rescate de víctimas y personas perdidas, patrullas urbanas o en puertos y aeropuertos, rescate en alta montaña–, y en Madrid también hay una Unidad de Policía Montada a la que pertenecieron Jirel y Reina.
Tras servir y proteger a estos amigos de cuatro patas, que estuvieron muchos años patrullando por las calles y parques de Madrid, a ambos caballos les llegó la hora de su jubilación, y el agente humano de la policía –sus abuelos eran padrinos de mi padre–, cuya madre reside en nuestra comarca, pensó en darles una jubilación como se merecían después de años sirviendo con él, y les trajo al pueblo de su madre. A un compañero nunca se le abandona, y muchos de estos caballos regresan al campo. Estos lo hicieron con su dueño, en un remolque, pues el agente de dos patas tiene raíces en nuestra comarca y una finca en el campo. Hoy Jirel y Reina, agentes de policía jubilados, pastan en Calzada de La Valdería y, acostumbrados al ser humano, se dejaron que el director de este periódico ('primo' de la madre del agente dueño de los caballos, les diera de comer manzanas: foto)

martes, 4 de octubre de 2022

REFUGIADOS DE UCRANIA en La Nora del Rio / COMARCA DE LA BAÑEZA

Emilio García Ranz / LA NORA.- Vinieron huyendo de la guerra, de las bombas que , sin comerlo ni beberlo, habían empezado a caer en su país de la noche a la mañana. Algunas de ellas ya trabajaban y tuvieron que dejar sus trabajos. Otras son madres que vinieron con sus hijos y apenas con lo puesto, dejando en Ucrania a sus padres ancianos y a sus maridos, luchando en el frente. La Bañera y sus comarcas se mostraron solidarias y las acogieron. Rápidamente, este pasado mes de marzo, en diferentes pueblos de movilizaron. La Bañeza, el valle del Jamuz, Quintana del Marco, corrieron la voz de la llegada de refugiados de la guerra de Ucrania. En Alija del Infantado incluso sacó un Bando municipal su consistorio pidiendo a los vecinos mantas, ropa, ropa de cama, cunas para bebes… en fin, todo lo que esta gente pudiera necesitar, porque no tenían de nada: venían con lo puesto, con las manos vacías ocupadas muchas veces en portar en brazos a sus hijos pequeños para que no les matase la metralla, una bala perdida o una bomba. En las proximidades de La Bañeza, en La Nora del Río, habilitaron el colegio Amor Misericordioso (abandonado desde que ya no hay frailes, como se abandonó el Seminario Mayor de La Bañeza), y prepararon las camas, el comedor, las instalaciones, para acoger a estos refugiados o, mejor dicho en este caso refugiadas (porque son todas mujeres). Las hay de diferente edad, desde los 20 años hasta los 50. Madres de 40, con menores a su cargo, que desde hace 5 meses han cambiado su vida en la ciudad por un pequeño pueblo de 89 habitantes (según INE 2017).
La Bañera Hoy estuvo con ellas el pasado fin de semana y nos recibieron con los brazos abiertos. Nos identificamos como prensa mostrándoles nuestra tarjeta de visita porque no se fiaban de quien pudiera venir. Nada mas decir que éramos periodistas nos hicieron pasar al centro, y en el comedor nos invitaron a un café descafeinado de bote. «No tenemos cafetera. Hace un mes que se ha roto. Pedimos una a Madrid pero no nos han contestado, nos dice Inha, (nombre ficticio para preservar su anonimato). Y es que algunas tienen miedo a que por su voz las reconozcan y temen represalias. Su situación es muy complicada: se encuentran en un país extraño, donde no conocen el idioma. De hecho cuando llegamos es Inha, una joven rubia de treinta y tantos, madre de un chaval de 9 años, se encuentra fuera, a la puerta de entrada del colegio, sentada tomando el sol y mirando el móvil. Cuando nos dirigimos a ella nos confunde con un fraile –igual cree que soy de la ONG del Padre Ángel porque menciona ese nombre pero lo demás no se lo logro entender ya que habla en ucraniano: ni inglés ni español–. Pero la digo que soy periodista de un periódico local de La Bañera y vengo a hacer un reportaje. Por señas me dice que no entiende, que no habla mi idioma, e intento dialogar con ella en inglés –idioma en el que me defiendo aunque con mala pronunciación–, pero también es en vano. Es entonces cuando pone el Google translator y graba mi mensaje de voz y la app se lo traduce. Yo había llamado al timbre y estaba esperando que alguien me abriera para comentar que quería hacer un reportaje sobre su situación, cuando Inha me abre la puerta y va corriendo a llamar a sus compañeras de Odisea y las cuenta la situación: que acaba de llegar un periodista y quiere hablar con ellas y hacerles un reportaje. El primero que sale a los gritos de entusiasmo de su madre es su hijo, Andriy (nombre ficticio). Pronto aparecen más mujeres, algunas con niños. Aleksandreyeva, (nombre ficticio también) tiene dos niñas de 9 y 11 años que juegan en el comedor, con capacidad, cuento, para unas 80 personas (o más), alegremente decorado con cortinas amarillas y naranjas intercaladas, y mesas de 6 personas alrededor de las cuales hay mucho espacio para dar cabida a más gente, alrededor de las cuales empiezan a correr los más pequeños creando una alegre algarabía (ver vídeo). Lesia se pone a hablar con sus compañeras, que salen de sus habitaciones. A mí me ha dicho Inha que espere allí, en el comedor. Inha me ha sacado una silla de la mesa, para que me siente mientras ella va al pasillo que debe dar a los dormitorios hablando en ucraniano, tras lo que aparecen más personas del pasillo. Hasta entonces en aquella estancia no había nadie, pero enseguida inundan la estancia los gritos de niños pequeños, que ajenos seguramente a la gran guerra que se está disputando en su país, se divierten como buenamente pueden, porque no veo juguetes –aunque me suena haber leído en el Bando municipal en el tablón de anuncios de Alija del Infantado el pasado verano, que también solicitaron juguetes para los más pequeños… pero tampoco es que en La Nora del río y en todos esos pueblos de la contorna haya niños: sólo quedan viejos o como se dice ahora, personas de la tercera edad –de hecho La Nora la poca gente con la que me topo al girar mal (giré con el coche al lado contrario y llegué a una iglesia en vez de al colegio). Ante el templo hay unas cinco personas: paro y pregunto. Son personas de 60-70 años. Hay dos mujeres a la puerta de la iglesia hablando entre ellas –parecen vecinas– y dos señores con bastón poco más adelante junto a una señora que les deja tras despedirse de la conversación y se acerca hacia mí y las otras dos mujeres mirando mi coche, un coche extraño ajeno al pueblo (en los pequeños pueblos se conocen todos, y todos conocen el coche de todos y saben quien no es del pueblo). Adaptado a las costumbres de los pueblos salgo al encuentro de la buena señora y la pregunto. –Oiga, ¿para el colegio voy bien? –No. Te has equivocado –me responde ya confiada al oír mi acento de leonés del sur (o sea, de un pueblo cercano)– Tienes que volver por donde has venido y cruzar la carretera –me informa con todo tipo de detalles. Pero la pregunto más minuciosamente porque en muchos de estos pueblos es raro encontrar gente y puede que aquella sea mi última oportunidad de preguntar a alguien (y no quiero perderme). –¿Dirección Alija o dirección Quintana del Marco? –No, casi de frente. Según salgas hay un camino casi de frente que te lleva al colegio. –¿Es ahí donde están los ucranianos? –la pregunto –Sí. No tiene pérdida.
— Tardan en hacerme el café, de color malta, pero no se lo desprecio porque me lo hacen con todo el cariño del mundo ofreciéndome lo poco que tienen. Me lo acompañan de una servilleta de papel para que me limpie las comisuras de los labios, y dos galletas maría, pero me ofrecen bollería, tostadas, de todo lo que tienen a su disposición. El hijo de Inha, que me mira, se hace un sandwich de jamón york después de haber dado vueltas por la estancia escuchando a su madre y sus compañeras refugiadas. Yo, abrumado por su generosidad, tampoco quiero hacer gasto de lo poco que supongo tienen. A parte, vengo de la feria de la cebolla de Villanueva de Jamuz y allí me han ofrecido chorizo, queso, sobrasada en los diferentes stands (ver vídeo en ‘La Bañera Hoy Televisión’ en YouTube).
La conversación se hace lenta porque las chicas que están ahí sólo hablan ucraniano y yo no entiendo, y tenemos que traducir cada frase con la app de Google. Es más, intento evitar frases hechas de las que no se entienda el significado al traducirlas con la app –en algunos momentos me pasa y he de reformular la pregunta–. Lo que al principio iba a ser una hora de espera en llegar su compañera –me pensaba marchar y volver otro rato–, al final me dicen que serán 15 minutos. Me dicen que una de sus compañeras, que sí sabe hablar español, viene de La Bañeza (o de esa dirección), y que voy a poder hablar con ella. Las pregunto qué tal la vida allí. Qué tal la acogida. Y me dicen que todo bien, salvo algún problema de adaptación. –«Yo vengo de una ciudad de 500.000 habitantes –me cuenta Aleksandreyeva. Para mí ha sido duro el cambio (Imagino que en una ciudad de medio millón de personas tendrían cines, teatros y museos, grandes centros comerciales y cafés… y eso aquí no lo tienen.) –«Agradecemos a la gente de este país, de España, su acogida –nos dice Lesia comentando algunos malentendidos que han tenido con la gente de aquí por las diferencias del idioma y la cultura. Gente de los pueblos de alrededor se han quejado porque no limpian el patio y dicen que lo tienen lleno de hierbajos. Yo no visito esa instalación así que no sé si es verdad (no puedo opinar), pero el comedor y las demás estancias sí que las veo limpias y ordenadas, con todos los platos y vasos recogidos en dos estantes junto al microondas… y no hay nada de basura ni tirado por el suelo. Y, a pesar de haber niños, todo parece muy ordenado. –No hacen más que dormir y comer. Al principio mujeres de los pueblos se ofrecieron para ir a cocinar allí, pero se lo trae todo un catering contratado desde Madrid –nos dice un señor en Villanueva–. Aleksandreyeva, rubia de piel rosada casi albina, nos muestra un flan caducado hace apenas tres días –es 2 de octubre y la fecha de caducidad marca 29 de septiembre–. No sé de qué clase social sería en su país antes de venir refugiada a mi país cuando le empezaron a bombardear su ciudad los rusos… Estoy a punto de decirla que en España la mayoría de la población, al menos en nuestra zona, somos pobres y que el Ministro de Agricultura en la Era Rajoy o no sé si de la Era Aznar, Arias Cañete, ya nos dijo a los españoles que no pasaba nada por comer yogures una semana después de su fecha de caducidad y que yo los como así en mi casa. De hecho se me cruza por la cabeza comerme el flan, de primera marca (no marca blanca), delante de ella para demostrarla que está bien, que se puede comer. Que en mi casa no tiro comida. Ella lo aparta. Yo lo hago una fotografía. La verdad es que no veo que les falten comodidades a pesar de las quejas de esta mujer. De hecho en mi casa nunca hubo cafetera hasta que nos sacaron del encierro de la Pandemia, que fue cuando, tras meses sin poder ir al bar a tomar un café cremoso, me compré en una oferta por muy pocos euros comprando 5 cajas de café, una Dolce Gusto con la que me hago capuchinos por 55 céntimos (y así no tener que ir al bar). Antes me tomaba colocaos calentados en el microondas –que hace un par de décadas tampoco existía en mi casa como electrodoméstico– (aún recuerdo cuando vine aquí calentarme en un cazo la leche para desayunar). Aleksandreyeva parece estar acostumbrada a este tipo de comodidades y no la pueden faltar.
Lesia me pregunta que cómo aparezco por allá un domingo. La respondo que estoy de paso. Que me había enterado de su presencia meses atrás, pero que tal y como está la crisis en España y los pocos medios que tiene este pequeño periódico local, no me puedo permitir gastar en gasolina en desplazamientos, y que he aprovechado que me he acercado a grabar la feria de la cebolla de Villanueva de Jamuz (que en 2019 no grabé: el ayuntamiento del Jamuz sí está suscrito a nuestro periódico pero no nos ha contratado publicidad nunca –ni del Tierra de Comediantes ni de nada, así que puedo hacer reportajes los justos, y cubrir las noticias las justas para no gastar mucho gasoil–.) De hecho aprovecho los viajes para hacer dos o tres cosas a la vez: cobrar una factura a un bar de esa zona por la que paso una vez al año… buscar nuevos suscriptores entre los bares de los pueblos de alrededor… y de hecho ese domingo me acerqué al buzón a La Bañeza para depositar los periódicos que van a los suscriptores en el buzón de Correos y ahorrarme el viaje el lunes (tres en uno).
Lesia, Lera y Lyaksandra, parece que lo comprenden: quizás son de clase baja o media como yo, y parece que captan que no soy un gran medio de comunicación y no las voy a poder ayudar a dar voz a todas sus quejas y demandas. Yo sólo me he acercado a preguntarlas su Odisea, saber acerca de su viaje y peregrinación hasta liegar a España, para que me contaran de sus familias, oírlas hablar de la guerra…
Son las 12.30 de la mañana cuando allí me presento allí, en el que es ahora su hogar –en mitad de la nada–, algo que Alona (nombre real: no tiene miedo a darlo aunque no sé si lo he escrito bien). Esta joven de 21 años que llegará poco después y que sí sabe español, aprecia y valora la paz, la tranquilidad y el silencio y retiro ascético que le ofrece el colegio de La Nora, ya que cuando ella huyó de su ciudad, al sur de Ucrania, ya caían bombas. Mykolaiv de hecho está en en el Mar Negro, al borde de la región de Jerson, uno de esos cuatro territorios que se quiere anexionar Rusia –en los que se ha votado para anexionarselos– esta última semana. Wikipedia habla de 486.000 habitantes (en 2017). La diferencia entre vivir en una gran ciudad de 486.000 personas y un pueblo de 86 personas es abismal, pero Alona agradece la paz del campo frente al ruido de las bombas, y la seguridad de La Nora y estar protegidas a la incertidumbre que muchos de sus amigos y familiares están viviendo en su país. Durmiendo en La Nora no teme que le caiga encima una bomba y que derrumbe el techo aplastándola los cascotes de ladrillo y hormigón (como le ha pasado a más de uno de sus compatriotas desde que empezó este conflicto bélico el pasado 24 de febrero) Alona vino a España el 22 de marzo. Cuando llegó ya llevaba un mes viendo caer bombas. En su huída dejó su trabajo, «Digital« nos dice –no la logramos entender bien, suponemos que se referirá a algo de informática, ordenadores, nuevas tecnologías o internet–, y a muchos de sus amigos… aunque vino con otros huyendo de la guerra. Pero no todos están aquí con ella, aunque emprendieron juntos la Odisea de cruzar el país y salir de él en medio de un gran e improvisado viaje. «Tengo una amiga que está en Málaga, pero también gente que la han asilado en Francia –hay refugiados ucranianos por varios países de la Unión Europea–. Alona se mantiene en contacto con sus amigos y familiares que ha dejado allí –la gente anciana se ha quedado en el país: muchos no tenían edad (ni ganas ni fuerzas) para grandes viajes cruzando de punta a punta, de extremo a extremo, todo el continente europeo–. Casi a diario habla con ellos por internet o whats app o teléfono y también contactan por redes sociales. Teme que la guerra no acabe nunca y tiene miedo a la incertidumbre y a la situación que se está generando. Hay gente que lleva ya cinco o seis meses. En La Nora acogieron a varias familias y ha habido diferentes grupos desde el principio, que han ido pasando por el centro, nos cuenta (o al menos eso es lo que la entiendo en su buen español con acento, aunque le cuesta comprender que la pregunto en algunas de mis frases). Hoy hay una veintena de personas, diferentes familias, jóvenes madres de treinta y cuarenta y tantos, y chicas como Alona, de 21 años, que asisten a clases de español.
En el colegio Amor Misericordioso de La Nora tienen carteles pegados en las paredes en español y ucraniano que indican qué es cada estancia, botiquín, etc., pero también informan de los horarios de autobús para desplazarse a La Bañera –por desgracia casi todos los pueblos de nuestra comarca hoy apenas tienen un autobús de Gelo al día de ida por la mañana y vuelta a mediodía. Antes (cuando era Empresa Ramos) había otro bus por la tarde que salía después de comer, sobre las tres y media, hacia la cabecera de comarca –lo utilicé yo cuando no tenía carné de conducir para ir a sacármelo o ir en verano a clases particulares de recuperación–, que volvía a las siete y media (19.30h.) de La Bañera… pero que ya no está, lo que hace que los vecinos de estos pueblos que no tienen coche vivan casi aislados, incomunicados, sobre todo con León. En un tablón de anuncios sito al fondo del hall de entrada informan de clases y cursos: hay uno concebido exclusivamente para ellos, para los refugiados, para aprender español, aunque ninguna de las chicas que veo, excepto Alona, lo hablan. Me preguntan extrañadas, tras tomarme el café, por qué he aparecido por allí un domingo y no entre semana que es cuando hay cuidadores, me dicen. Yo ignoraba todo esto: me pillaba de paso y normalmente trabajo los domingos ya que es cuando más noticias hay –fútbol, ferias, fiestas–. De hecho descanso el martes.
A la una y media del mediodía las mujeres empiezan a sacar bandejas de viandas: ensalada de queso y tomate, fiambre… Huele bien. Me invitan a comer con ellas pero rechazo la invitación, no por nada –en un principio me parece un abuso comer la comida de un refugiado–, pero lo cierto es que la alcaldesa de Jiménez (bueno, de Santa Elena) me ha invitado a la paella y tengo que grabar la otra parte del reportaje que inicie por la mañana tras entrevistar a los artesanos. De hecho a la una y media (en teoría, en nuestra comarca todo se retrasa así que llegaré a tiempo) es la inauguración con autoridades de la feria de Villanueva de Jamuz –que lleva en marcha desde las 11.30 de la mañana, que es cuando aparecí por el pueblo–. Las digo que muchas gracias, pero que coman tranquilas. «Horario europeo! exclamo –Yo en mis viajes por Francia, etc., también me acostumbré a comer pronto y a cenar entre las 5 y 7 de la tarde (en París a las 22.30 h un día laborable no hay nada por las calles). Dejándolas claro qué es lo que pretendo, cual es mi intención: un reportaje blanco (no amarillo), narrando sus historia del viaje y de la guerra, para que lo habla entre ellas y se lo piensen y piensen qué contestarme, regreso a Villanueva de Jamuz donde cerca de las dos dará el discurso Carolina y Jaime.
Lesia, Lera y Lyaksandra, e Inha quedan en contarme a mi vuelta sus historias personales que califican de «tristes. Como no saben español me ofrezco a grabarlas una a una sin saber lo que me dirían, en ucraniano, y que Alona –que es la que ahora me traduce mucho más rápido que el traductor de Google del teléfono móvil de ellas– me diga cuando empezar a grabar y cuando han terminado su historia, historias de guerra, de viajes, de Odiseas, peripecias en un viaje de peregrinación bajo bombas, huyendo de una guerra a un país extraño, al otro lado de una frontera, donde estar a salvo de que una bala acabe con sus vidas o un misil derribe la casa mientras duermen. Acuerdo con Alona que ella me dirá cuando empezar y cuando ha llegado la historia personal de cada una de las integrantes a su fin para parar de grabar. Propongo subir sus historias a YouTube en su idioma original en la confianza de que alguien en YouTube las traduzca a diversos idiomas y las subtitule al inglés o al español, para que quede constancia de lo que estas mujeres, muchas de ellas cargadas con sus hijos, han pasado. Me despido alegremente pensando que este va a ser el reportaje de mi vida, y prometo volver sobre las tres de la tarde, dejándolas comer tranquilas. Sin embargo a mi vuelta dos –Inha y Aleksandreyeva– salen a recibirme al parking ante el colegio y ya no vuelvo a entrar. Hablamos a la sombra de un árbol, con el traductor, al que le tengo que repetir tres veces una de mis frases porque no la graba bien. Aleksandreyeva quiere contarme algo malo, negativo, pero no quiere salir a cámara y la digo que no hay problema por mi parte. A Aleksandreyeva le parece mal que yo la proponga, entonces, grabar dos historias: su viaje y su queja, a parte. Yo estoy interesado en conocer sobre su viaje, sobre qué es la guerra y huir de un país inmerso en ella… en fin, quiero saber sobre sus dramas personales pensando que se sentían bien y queridas al ser acogidas por el pueblo español o el de La Nora. Sin embargo mi propuesta de hacer dos videos, uno contando lo bueno y otro lo malo –sus quejas, sin su imagen y ya sin su voz, porque no quiere que la reconozcan en sus quejas a los cuidadores porque teme que la traten mal–, la ofende. Inha, que es la que me había salido a recibir contenta aquella mañana queda en mandarme en mensajes de whats app traducidos al español, la narración de todo lo que me quieren contar: lo bueno, lo malo… porque no todo son rosas, también hay espinas. La gente de estos pueblos las ha acogido con todo su cariño y buena voluntad y, sin embargo, las diferencias de entendimiento, idiomáticas y culturales, parecen haber distanciado a los comarcanos de los refugiados a los que recibieron con los brazos abiertos donándoles lo poco que tienen en sus casas las humildes gentes de estos pueblos de campo. Las señalo mi número de Whats app en mi tarjeta de visita y me despido de ellas no sin antes preguntarlas: –¿Puedo hablar con la chica que sabía hablar español? –les pregunto a Aleksandreyeva e Inha quedando que me manden sus historias y quejas o lo que quieran («La Bañeza Hoy siempre se ha caracterizado por publicarlo todo). Inha telefonea a su compañera, que sigue dentro. –Ya sale –me responde. Y así es, a los pocos minutos aparece Alona, la joven de 21 años que me cuenta su historia, que podéis ver desde hoy viernes en nuestro canal de YouTube ‘La Bañeza Hoy televisión’ en un reportaje que hemos hecho de toda la visita, desde nuestro traslado desde Castrocalbón a La Nora hasta la entrevista de la tarde, pasando por la recepción de la mañana en la que podréis oír y ver (aunque les hemos pixelado los rostros por ser menores de edad) los niños jugando y correteando por el lugar en un mundo lleno de contrastes.

viernes, 6 de agosto de 2021

Un bañezano de 4 patas contra el cáncer

Su nombre es Fredi, un Border Collie de 2 años y medio y mascota de un bañezano de pura cepa que, por motivos laborales emigró, como tantos otros.Fredi, junto con sus otros 9 compañeros, entrenan a fon do y se encuentran ya en la última fase del proceso,para la detección prematura de cáncer de pulmón y colon, en colaboración con el Hospital Universitario Marqués de Valdecilla en un proyecto llamado BIODOGTOR. Proyecto codirigido por el Jefe del Servicio de Oncología de dicho Hospital, Dr Fernando Rivera, y por la Veterinaria Dña Nuria González Morcillo; asistidos por distintos Médicos y Enfermeras. El área de entrenamiento es exclusivo de Nuria González y sobretodo de Jose Luis García, experto adiestrador canino, y por cierto leonés.
P.:–¿En qué consiste el proyecto Biodogtor ? R.:–Es un Proyecto encaminado a la detección precoz de cáncer utilizando el olfato canino, a través de aire exhalado.; esto supone un gran avance en la detección prematura y con ello se podrán salvar muchas vidas. Para ello, se seleccionaron 10 perros, especiales por su carácter, comportamiento, respuesta al trabajo, concen- tración y olfato. Desde hace meses entrenan cada semana, en algo que para ellos es un trabajo, con el que se divierten y se sienten útiles. P.:–Cuéntanos algo más R.:–Es un proyecto pionero en España e imaginaros lo que supondrá en un futuro: no invasivo para el paciente, y utilizable en toda la población en general. Así es el día a día./ El adiestradorJose, recoge a nuestro perros los días de trabajo, a la hora y en el lugar acordados, con su furgoneta ( Fredi se vuelve loco cuando lo ve llegar ); los perros son llevados al centro de entrenamiento, donde les dejan momentos de esparcimiento sueltos por un parque, mientras van trabajando y entrenando en sala, bajo la supervisión de Nuria. Son felices. Les abren la puerta de la furgoneta y corren a su puesto laboral más raudos que nosotros al nuestro. Les encanta trabajar, les encanta estar con sus entrenadores. Allí entrenan en una rueda de detección de olor especialmente preparada para esto. Cuando terminan , Jose de nuevo, sube a los perros a la furgoneta y los devuelve a sus dueños. Pero no todo es trabajo, hay algún día que sus entrenadores les premian con un paseo por pinar, monte, playa ¡como deberían de premiarnos nuestros jefes a nosotros de vez en cuando! Fredi se está especializando en pulmón, trabajando con muestras reales de este tipo de cáncer, que ya detectan, diferenciándolas de otras muestras de otras enfermedades. Ahora hay que perfeccionar, trabajar y seguir perfeccionando, hasta llegar a la meta buscada: detección fiable. Como dueño de Fredi, puedo decir que el trato con nuestros perros es exquisito, preocupados por su bienestar siempre; le gusta ir a su trabajo y recibe a Jose cuando lo va a recoger moviendo su rabo de lado a lado y corriendo a “ abrazarle “, subiendo rápidamente a la furgoneta de transporte. A la vuelta, Fredi viene cansado, como yo al terminar la jornada, feliz y duerme plácidamente toda la tarde, hasta que recupera y enseguida pide juerga, pero ya de otro tipo : salir y correr por algún parque, playa, campo, y jugar con otros perros o con sus dueños.
P.:–¿Por qué y cómo le apuntaste a este programa? R.:-Decidimos incluirlo en el casting porque es un perro muy inteligente, listo, resolutivo, y nosotros queríamos que si pudiera hacer algún bien social pues fenomenal. Nos enteramos del proyecto, lo apuntamos y fue seleccionado. Es un perro al que eligieron por su inteligencia y capacidad de trabajo, y así lo demuestra ca da día, en su entrenamiento y en cual quier cosa que le quieras enseñar. Es equilibrado, cariñoso (excesivamente), juguetón (imprescindible para su entrenamiento), obediente según el día (es joven aún ), y muy estable psicológicamente: se sabe comportar según la situación. Perros normales de gente normal, cada uno con su carácter, entrenados para salvar vidas en un futuro muy próximo. P.:–¿Os pagan por ello? Y si es así ¿cuánto? R.:–No, el trabajo de perros, dueños y entrenadores es altruísta. Lo hacemos sólo pensando en un bien para la sociedad. Los entrenadores sacrifi-can su tiempo de ocio para este proyecto tan bonito sin obtener nada a cambio que no sea la satisfacción del resultado final, cada vez más cerca. ¿Os imagináis lo que será? Sin pruebas médicas, y prematuramente ( en algunos casos situaciones indetectables por las pruebas médicas actuales ), con sólo exhalar aire , un perro entrenado dirá si tienes cáncer, pudiendo ayudar al oncólogo al diagnóstico y a empezar cuanto antes con el tratamiento evitando así muchas consecuencias incluso definitivas. El olfato del perro se usa para la detección de explosivos, personas, drogas, billetes……ahora COVID y en breve, cáncer de pulmón y colon, y ahí estará un leonés, bañezano, llamado Fredi orgulloso de ello.

lunes, 29 de mayo de 2017

Normativas Municipales de La Bañeza. Prohibiciones que los ciudadanos no cumplen porque no saben que existen

E.G. R. / redacción.- Cuenta la leyenda (leyendas urbanas) que antaño estaba prohíbido pararse en las aceras un grupo de peatones para charlar, obstaculizando el paso por la vía pública. No hemos encontrado, en la actual normativa municipal de La Bañeza, nada de eso, pero sí muchas otras cosas que la gente de la ciudad tendría que cumplir e ignora. Muchas veces los bañezanos incumplen las normativas municipales. Lo hacen básicamente porque ignoran que existen una serie de prohibiciones, tales como:

Art. 29.- Queda prohibido sacudir alfombras, tapices, esteras, sábanas y demás ropa de uso doméstico en puertas, balcones y ventanas que miren a la vía pública. No podrán regarse las plantas colocadas en los balcones de las viviendas con fachada a la vía pública antes de las doce de la noche y después de las siete de la mañana en verano y antes de las once de la noche y después de las ocho de la mañana en invierno. También se prohíbe expresamente el tendido de ropa y otros objetos en las fachadas de los edificios con vistas a la vía pública. La instalación de aparatos de aire acondicionado o elementos de climatización se regirá por lo dispuesto en la normativa de aplicación y en las Normas de Planeamiento de La Bañeza. Asimismo, la instalación de toldos y marquesinas se regirá también por lo dispuesto en las Normas de Planeamiento de La Bañeza.

Art. 30.- Las macetas y jardineras de los balcones y ventanas se colocarán de manera que su vertical caiga siempre dentro del balcón o descanse sobre la anchura de la ventana y serán sujetados o protegidos para evitar que puedan caer a la vía pública, en espacial en casos de vientos o lluvia fuertes.

Art. 31.- La realización de conductas prohibidas en este capítulo se calificarán con arreglo a lo que establecen los Arts. 139 y ss. de la Ley 7/1985 de 2 de abril, sancionándose con multas de 300 a 3000 euros. En el caso de que los infractores sean menores de edad se estará a lo dispuesto en el Art. correspondiente de las presentes ordenanzas.

Capítulo 6º: Publicidad en la vía pública

Art. 37.- La publicidad realizada en la vía pública se ajustará a lo dispuesto en la normativa urbanística y, subsidiariamente, a lo que se establece en los Art.s siguientes. En todo caso requerirá previa autorización municipal.

Art. 38.- La publicidad realizada con remolques o vehículos publicitarios, así como la que implique la exposición y venta de cualquier tipo en la vía pública o de uso común, sea estática o en movimiento, necesitará de la previa autorización municipal, y su mantenimiento quedará sometido al interés general y al pago de la exacción correspondiente por tal concepto. Bajo ningún concepto se permitirá que los remolques o elementos publicitarios se sujeten al mobiliario urbano, tales como farolas, papeleras, bancos, etc. Aquellos elementos publicitarios que se sitúen dentro de un recinto de propiedad privada pero que sean visibles desde la vía pública precisarán de la preceptiva licencia municipal, sin perjuicio de la autorización del propietario, que deberá exhibirse a requerimiento de los agentes de la Policía Local.

Art. 39.- No se permite el lanzamiento de octavillas ni depositar publicidad de ningún tipo en la vía pública o espacios públicos. Sólo se autorizará el reparto en mano previa petición de autorización, si bien tanto en este caso como en el caso del lanzamiento de octavillas a la vía pública, la empresa anunciadora será responsable solidaria de la infracción de las normas que establece esta Ordenanza.

Art. 40.- Se prohíbe la colocación de anuncios o mensajes de cualquier clase grabados, pintados o adheridos sobre postes de servicio público, vallas, señales de tráfico, indicadores de turismo, semáforos, árboles, o apoyados en soportes instalados o colgados sobre la vía pública, ni tampoco la colocación de banderolas publicitarias. A solicitud de Partidos Políticos, Asociaciones, Empresas o Entidades, el Ayuntamiento podrá autorizar la colocación de pancartas, carteles o cualquier otra forma de propaganda o publicidad, relacionados con actividades y acontecimientos de carácter puntual que se estimen de interés público. Las pancartas, carteles o similares serán de fácil retirada, y en ningún caso ensuciarán o estropearán la superficie o el espacio que ocupen. Las entidades autorizadas han de comprometerse a retirar estas elementos en el plazo de tres días, contados desde la finalización de la actividad o acontecimiento puntual que se anuncie, lo que se garantizará con la previa prestación de fianza que responderá del cumplimiento del citado compromiso y, en su caso, cubrirá el importe calculado de los gastos que el Ayuntamiento deba hacer en caso de incumplimiento. Motivadamente, y por causas suficientemente justificadas, podrá prorrogarse la autorización si ello se solicita antes de su caducidad; solo se podrá otorgar una la prórroga, que en ningún caso tendrá duración superior a la autorización inicial. En el caso de que se realicen conductas contrarias a lo dispuesto en este Art. se considerará responsable en todo caso a la empresa anunciadora y solidariamente al responsable de la materia objeto de la publicidad, así como quien resulte sorprendido cometiendo materialmente la infracción.
Art. 41.- La publicidad acústica solo se podrá realizar previa expresa solicitud y autorización por el Ayuntamiento, que solo la permitirá cuando se refiera a actividades de interés público, no pudiendo ser estática sino en movimiento permanente, en horas de diez de la mañana a ocho de la tarde durante las fechas que expresamente se indique en la autorización municipal, y con la limitación sonora que establecen las Ordenanzas o la normativa medioambiental vigente, sin que en ningún caso pueda exceder de los límites establecidos en la Decreto 3/95, de 12 de enero, de Castilla y León por el que se establecen las condiciones que deberán cumplir las actividades clasificadas por sus niveles sonoros o de vibraciones.
Art. 42.- La publicidad realizada en el término municipal mediante avionetas, arrastre de carteles, escritura con humo, altavoces u otros sistemas, necesitará de la previa licencia municipal, a cuyo efecto deberán acreditarse las demás autorizaciones que sean precisas.

Art. 47.- Las ocupaciones de la vía pública o espacios de uso público con mesas, sillas, carteles publicitarios de cualquier tipo, macetas, tenderetes u otros análogos, precisará autorización municipal, que se otorgará con arreglo a las disposiciones de la Ordenanza específica reguladora, fijándose en la preceptiva licencia – que deberá colocarse en lugar visible del espacio ocupado - el concreto espacio cuya ocupación se autoriza y el número máximo de elementos a instalar. En ningún caso estas ocupaciones supondrán derecho adquirido a su mantenimiento, ni podrán dificultar el tránsito de personas o vehículos ni causar molestias al vecindario.

Art. 48.- Queda prohibida la venta directa ambulante, en la vía pública o espacios públicos, de todo tipo de mercancías. Asimismo se prohíbe la colocación en la vía pública de mercancías procedentes de establecimientos autorizados,. Esta prohibición se extiende además a los elementos para mostrar la misma al público, tales como vitrinas, estanterías o similares. Bajo ningún concepto se podrá obstaculizar el libre tránsito de peatones y/o vehículos con elementos de cualquier clase colocados en la vía pública.


CURIOSO 

Art. 51.- La circulación por la vía pública portando armas de fuego, armas blancas o cualquier otra arma ofensiva, se acomodará a lo dispuesto en las normas de aplicación.


Art. 53.- Queda prohibido hacer uso de la vía pública de manera que se limite o impida la utilización de la misma por el resto de los usuarios, sin la correspondiente licencia municipal. Art. 54.- En particular se prohíben las siguientes conductas en la vía pública o espacios públicos, cuya realización se sancionará con multa cuya calificación se graduará a tenor de lo previsto en los Arts. 139 y ss. de la Ley 7/1985, de 2 de abril. a) Acampar en la vía pública. Se entiende por acampar en la vía pública la privatización de una parte de la misma con instalación de elementos de cualquier naturaleza que denoten alojamiento, ó tiendas de campaña, autocaravanas o caravanas o vehículos que se usen como residencia temporal o permanente de su ocupante. b) Lavarse, bañarse, introducirse o verter cualquier tipo de producto o sustancia en fuentes públicas, estanques u otros análogos, así como lavar ropa o enseres o utilizar el agua de dichas instalaciones para usos particulares. c) Acceder a espacios reservados en parques y jardines públicos, o causar daños en sus dependencias, mobiliario, servicios o jardinería y arboleda, así como en estatuas o elementos decorativos existentes en los mismos.

Art. 55.- Se considerará uso indebido de la vía pública la ocupación de espacios de la misma con actividades de publicidad o venta, y en especial el estacionamiento permanente o asiduo de vehículos, particulares o de empresas, anunciando su venta.

ALGUNAS NO SE CUMPLEN

Todos, en La Bañeza, hemos visto que algunas de estas normas de la normativa municipal / prohibiciones, no se cumplen por los vecinos. Entre ellas, y ya recibió alguna carta al Director en modo queja este periódico, están la de colgar ropa en los balcones cara a la vía pública o calle, la de sacudir alfombras –a mí me han sacudido la alfombra encima de la cabeza alguna vez cuando pasaba por debajo (no porque fuese yo, sino porque pasaba)–, la de regar las plantas, la de la colocación de las macetas... y también la de mendicidad, que la regula expresamente un artículo que dice: 

«Se prohíbe expresamente la realización de las siguientes actividades:
1. Las conductas que, bajo la apariencia de mendicidad o bajo formas organizadas, representen actitudes coactivas o de acoso, u obstaculicen, dificulten o impidan, con intención o sin ella, el libre tránsito de personas y vehículos por los espacios públicos.

2. El ofrecimiento de cualquier venta o prestación de servicio a personas que transiten o se encuentren en el interior de vehículos privados o públicos, tales como la limpieza de los parabrisas de los automóviles detenidos en los semáforos o en la vía pública así como el ofrecimiento o venta de cualquier objeto o mercancía.

3. La mendicidad, especialmente la ejercida por menores o se realice, directa o indirectamente, interviniendo menores o personas con discapacidades, sin perjuicio de lo previsto en el Art. 232 de Código Penal. 4. La realización en el espacio público de actividades de cualquier tipo cuando obstruyan o puedan obstruir el tráfico peatonal ó rodado o pongan en peligro la seguridad de las personas y del tráfico. Se incluyen en esta prohibición de manera especial las actividades irregulares de ordenación del tráfico y de los estacionamientos públicos.


Piscinas municipales

Se dá la paradoja que cuando a mí se me ocurrió la 'brillante idea' (puede estar en tono irónico) de pedir a la DGT que prohibiese el uso deportivo de las carreteras interurbanas más transitadas, para evitar accidentes de tráfico, en los que los ciclistas deportistas son las principales víctimas –sugiriendo que los ciclistas se desplazasen por caminos paralelos si los hubiese, no por incordiar ni molestar a los ciclistas, sino pensando en su seguridad personal–, amigos míos (o ex-amigos ya ¡quién sabe!) se me echaron al cuello porque les parecía absurda mi sugerencia de prohibición. Dos de estos amigos (o ex-amigos), los tengo (o tenía) en las piscinas municipales de la ciudad, que tienen las siguientes normas... que cuando se implantaron fuí yo el que en este periódico las critiqué porque me parecían algunas muy restrictivas o absurdas (tal y como les parece hoy a ellos mi idea de prohibición de uso de las carretera muy transitadas para entrenamientos deportivos) –¡la de vueltas que dá la vida, hoy podemos estar en un sitio y mañana en el contrario!. Estas son algunas de las normas de las piscinas de nuestra ciudad: (omito las normas que se cumplen y las que me parecen de lógico cumplimiento como no orinar o escupir en la piscina, dentro del agua... y no vería mal que se extendiese lo de prácticas antihigiénicas a fuera del agua (los gargajos en el césped son asquerosos).

2. No se permitirá el acceso a los vestuarios a las personas que no vayan a hacer uso de las instalaciones, con excepción de los acompañantes de los cursillistas que, por su edad o condiciones, no sean capaces de desvestirse ni vestirse con autonomía. 
3. No se permitirá en el interior del edificio de vestuarios la práctica de otra actividad que no sea la específica en función de su diseño y de los elementos que contenga. 
Queda expresamente prohibida la realización de actividades que perturben o molesten a los demás usuarios puedan suponer peligro para los elementos de la instalación. 
4. No deberá permanecer en el interior de las instalaciones más del tiempo necesario para la realización de las actividades propias de los elementos que contenga 

b) Es obligatorio el uso de zapatillas de baño en aseos, vestuarios y playas de piscina. 

c) Se prohíbe comer y fumar en todo el recinto, así como utilizar envases de vidrio, excepto en el bar. 


e) Se prohíbe la realización de juegos y prácticas peligrosas, correr, zambullirse violentamente, arrojar objetos, etc. y, en general, todos aquellos actos que dificulten, obstaculicen o impidan el desarrollo de las actividades que se lleven a cabo. 

f) Antes y después del baño es obligatorio ducharse y acceder a las piscinas por el pediluvio habilitado al efecto. 



g) Deberá hacerse en todo momento un uso adecuado de las instalaciones, respetando tanto a los diferentes usuarios, utilizando las zonas acotadas para los distintos usos, como al personal que atiende las instalaciones. 



 Esta sí que no se cumple, pues he visto a gente traer de todo y montar un campamento... ¡¡y no digamos la segunda!!


k) Se prohíbe introducir en los recintos de la piscina tumbonas, sombrillas o accesorios similares. 

ll) La adquisición del tiquet de acceso al recinto dará derecho al uso de estos espacios, pero no a su reserva, acotación o delimitación. 
m) En las zonas de césped no está permitida la práctica de actividades que puedan suponer molestias para los demás usuarios o agresiones al propio césped y demás plantas ornamentales. 

Dado que las zonas de estancia se establecen como zonas para el relax y del descanso, no se permitirá la presencia de transistores, radio casetes, etc., con un volumen que altere o moleste a los demás usuarios. 

Hay veces que tampoco se cumple:


b) Debe respetarse el baño y la estancia de todas las demás personas en el interior del recinto. 





martes, 3 de febrero de 2015

Denuncian el vertido de residuos a la carretera de Herreros y de Jiménez de Jamuz



Denuncian el vertido de residuos a la carretera de Herreros y de Jiménez de Jamuz

Las aguas parecen provenientes de una finca particular donde se almacenarían tierras de la Azucarera

Al problema de posibles accidentes de tráfico por el barro que generan los camiones, se le podrían sumar otro más grave, según ecologistas, ya que no creen que esa zona sea apta para recoger esos «resíduos»


Hace unas semanas que los conductores que circulamos por la LE-110 nos hemos encontrado con un auténtico barrizal a la altura del polígono industrial de Villa Adela. De hecho ha habido muchas quejas en la zona, básicamente de conductores usuarios del Polígono Industrial pero también de los pueblos que unen estas dos carreteras, por ello. El barrizal, ante el que podría estar tomando medidas la Guardia Civil por los diferentes peligros que dichos barros crean al tránsito rodado en la zona, parece haber sido motivado por el tráfico de camiones a una finca cercana que tiene acceso justo enfrente de la entrada del polígono industrial. «Son camiones con lodos de la Azucarera» nos indicaron fuentes vecinales a este periódico «utilizan la entrada de Villa Adela para dar la vuelta ya que el giro directo a la LE-110 desde dicha finca está prohibido al haber línea continúa» añadieron. Al parecer el propietario de una finca cercana podría estar trayendo a la misma lodos de la Azucarera. La fábrica azucarera de La Bañeza, según ha tenido constancia este periódico, darían al mejor postor sus lodos, pero hay ciudadanos que creen que no sólo debiera deshacerse de los mismos sino velar quien los coge y qué tratamiento reciben los lodos, ya que vecinos y ecologistas creen que esas aguas ‘pesadas’ son contaminantes por el alto contenido de cal que tienen, y temen que su filtrado al subsuelo pudiera contaminar acuíferos. «Lo que está claro es que la alcalinidad de los barros está quemando las encinas de la zona» indican los ecologistas mostrándonos fotos del lugar de los hechos, tomadas desde fuera de la valla, en terreno público en las carreteras de Herreros y Jiménez de Jamuz, ya que al tratarse de una finca particular no han podido acceder a tomar muestras de lo que ahí se está vertiendo para analizar si ello entrañaría riesgos para el medio ambiente.
«El SEPRONA no quiere hacerse cargo del tema. Nos pide ‘usted denuncie’ y la gente no se quiere meter en líos y no denuncia. De hecho en La Bañeza el tema de la Azucarera es tabú y nadie se atreve a hablar de la fábrica por miedo a que se lleven la producción a otro lado.» «Nosotros no queremos que se lleven la producción a otro lado ni que cierren, pero queremos que se hagan las cosas bien y haya un seguimiento ambiental. Y si lo hay y todo se está haciendo bien, que nos lo expliquen para estar tranquilos.» 
«La Azucarera es la que, según nosotros creemos, se debiera de preocupar de quien viene a deshacerse de las cosas. Si algo requiere descontaminación, que se descontamine. A mí para llevar cualquier tipo de resíduo me exigen unas guías. Me hacen un seguimiento. Y creemos que en este caso no se está haciendo. Si esas aguas se han de tratar, que se traten. Aunque entendemos que sale mucho más barato dárselas a alguien con una finca en medio del monte, en un encinar, y que las deje ahí al lado. Pero esas aguas pesadas soportan cal y químicos que se utilizan para el lavado de la remolacha. Eso tendría que tener una balsa y venir una empresa y tratarlas. Es un agua muy dura. De hecho creemos que las encinas de ese encinar se han secado porque las ha quemado el agua que se vierte ahí sin tratar. Porque una vez mueran esas aguas, las tierras, los lodos de la azucarera, son muy buenos para abonar jardines, pero en un primer momento ¿qué pasa con esas cales, con esos productos que van al subsuelo, que los pueden absorber manantiales o acuíferos de la zona?»


¿Compromiso medioambiental?

Ecologistas nos recordaron las últimas reuniones que mantuvieron hace unas semanas miembros de la fábrica bañezana con sindicatos, pero creen que el compromiso ambiental debiera ser mayor. «La planta de Toro tiene su espacio y los lodos no salen de la Azucarera. Sin embargo aquí se ha tirado la cal a cincuenta sitios, a donde San Juan de Torres, a donde la autovía.» Parece ser que las molestias por estos vertidos en una finca particular sita entre Villa adela y Nuestra Señora del Valle, habrían sido orígen de quejas en ambos lados. De hecho hay gente que en la carretera de Herreros dicen que llegan olores. Y lo peor aún, tal y como nos han remitido en fotografías estas últimas semanas, las aguas podrían estar saliendo de esta finca y discurriendo por la cuneta de estas dos carreteras sin ningún control ni tratamiento. De hecho muchos conductores desconocen de qué y de donde vienen esas aguas, pero parecen ser las que rebosan de los lodos almacenados en ese solar del que se ha hecho una zanja para aliviar el exceso de líquidos hacia los márgenes de las carreteras. «Ese señor tiene licencia como movimiento de tierras» nos indican en la zona desconociendo hasta qué términos llega esa licencia y si ese emplazamiento es el adecuado para esos lados que cada año «tiran a un lado»
LADILLOS

«La Azucarera es al que se debe de preocupar de quien viene a deshacerse de las cosas»


«Yo no soy a Guardia Civil para saber si esto es sancionable»